Durante toda la vida de uno existen, o al menos deberían existir porque no siempre es así, amistades de todo tipo. Algunas son efímeras y otras de toda una vida. Y según avanza la vida de uno, se van agregando y desagregando amistades, una realidad que nadie puede evitar.Cuando uno es pequeño valen expresiones como "no te ajunto" para que esa amistad quede rota para siempre. Aunque bien es cierto que a esa edad todo es más efímero, y una amistad rota puede ser reconstruida en unos minutos. Con el tiempo todo se hace más complicado y le damos más vueltas buscando decir algo que de pequeños era tan fácil decir.
Pero por fortuna nos tocó vivir en los felices años diez, unos años en los que las nuevas tecnologías (ahora ya no tan nuevas) nos hacían la vida más fácil, o al menos lo intentaban, aunque no siempre lo conseguían... Pero en este caso sí que lograron ese objetivo de facilitar la vida al usuario, pues en esos años estaba de moda pertenecer a las redes sociales donde tenías tu lista de amistades y bastaba con un simple clic para que uno pudiera acabar con la amistad de alguien non grato en ese momento... Pero, claro está, como de pequeños también podías reconciliarte fácilmente mandando una nueva solicitud de amistad.
Corrían los felices años diez y el "ya no te ajunto", transformado en un "ya no te adjunto" nos llevaban las amistades a la sencillez de la niñez...

